martes, 18 de febrero de 2014

The King of thieves - El Rey de los ladrones


Dado el tema del artículo, no esperéis que admita ningún copyright en esta imagen.
Tras mi último artículo vuelvo de rebote al tema de respetar propiedades intelectuales o, mejor dicho, de no respetarlas. El "Rey" al que se refiere mi título no es Robin Hood, no. Alguien repartiendo dinero entre pobres, ya me gustaría poder escribir sobre algo así. No. Se trata de King.com, la compañía responsable, entre otros apps, de Candy Crush Saga.

Shep Smith, informando al mundo sobre los estragos de la adicción. © Fox News

King.com es una compañía de juegos para facebook, móviles y tablets, que debe en gran medida su actual estado financiero al susodicho CCS, un juego gratuito de "hacer tríos", bastante adictivo y con una curva de dificultad que se vuelve apabullante y hace necesario que los jugadores dependan del azar para poder resolver algunos de sus cientos de puzzles. Bueno, del azar o de los objetos consumibles que se pueden comprar a través de micro-transacciones. Pobrecillos, de algún sitio tenían que sacar el dinero.

Tienen que dar de comer a sus ¿diez mil empleados? (Datos de thinkgaming.com)

La empresa recibió bastante cobertura mediática en prensa especializada cuando  a principios de este año trató de registrar los términos "Candy" y "Saga" en los EEUU, para su uso en títulos de videojuegos. Esto generó cierta polémica por un lado debido a que se trataba de la típica maniobra "legal" de supercorporación malvada y paranoica. Por otro lado el problema fue que cada uno de esos términos amenazaba al menos a un título ya en el mercado, CandySwipe y The Banner Saga, respectivamente.
Reunión de directivos de King.com. (Race for a Life, 1913)
En el caso de The Banner Saga, el problema que ocasionaba a sus creadores, Stoic, es que de registrar con éxito el término hubiesen tenido muchos problemas para continuar con la serie de juegos, que pretendía abarcar varios capítulos. En este caso, y debido a la fuerte inspiración vikinga del juego de estrategia, parece doblemente absurdo que se les impida seguir usando el término en sus títulos. Para ellos su propio juego amenazaba con convertirse en realidad y acabar participando en una historia trágica sobre la supervivencia frente a la invasión de un enemigo sin escrúpulos ni moral y al que no pueden entender. Afortunadamente, al menos de momento, no se ha aceptado el registro de este término y la palabra Saga sigue siendo de todos

Lo siento, tenía que hacerlo. © Stoic y ¿Marvel?
Sin embargo es más grave el caso de CandySwipe. Para empezar, King.com sí consiguió registrar el término Candy y no tardó mucho en empezar a hacer uso de su nuevo poder para querellarse con otros los creadores de otros apps. En este caso en concreto se querelló contra Runsome Games, los creadores de CandySwipe porque creían que la similitud entre los dos juegos podía causar confusión. Y, desde luego, la causa. CandySwipe salió al mercado en 2010, para facebook, y es un juego de puzzles, que usa caramelos como fichas y que comparte toda una serie de características con Candy Crush Saga, que salió en 2012. Hmm. Esas fechas parecen importantes, pero no sé porqué. ¿Una ayudita?
Así no ayudas, princesa. © Instituto Nóos, o algo.
Por si quedase alguna duda sobre las posibles irregularidades (legales y morales) que habría cometido King.com si le hubiese dado por plagiar a otro juego y luego denunciarlo, recientemente ha salido a la luz un desarrollador indie que acusa a SuMajestadPuntoCom de haber copiado y comercializado un juego que les había presentado como proyecto. Pero contra un Rey corrupto, ¿qué se puede a hacer? Lo de "Noblesse oblige" ya no se lleva.

1 comentario:

  1. Por lo que he leido de temas parecidos, en USA registrar es facil, pero tampoco es una garantía de ganar los casos relacionados con dicho registro. Debe ser así tanto en nombres comerciales como en patentes. Por poner un ejemplo, Henry Ford gano un caso a la asociación de construcción de automóviles que tenían patente (vigente y legal) sobre los mismos, así que pudo comenzar a hacer sus coches en cadena sin pagar un duro.

    Cuesta entenderlo, porque hace que lo de las patentes/nombres comerciales venga a ser como cualquier otra cosa legal: una especie de loteria donde el dinero te puede aportar más boletos que a tu oponente.

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